La sologamia se ha convertido en un nuevo fenómeno, personas que consideran que quieren dar el paso, y darse el “sí quiero” a ellas mismas. Un nuevo concepto, una nueva forma de comprometerse con uno mismo, sin necesidad de segundas personas.
Este tipo de ceremonias no dejan atrás las bodas “al uso”: vestidos, trajes, testigos, lugar de celebración y muchos invitados. Ceremonias que requieren de tiempo y dedicación, que suponen un gran paso y, sobre todo, una buena organización.
Todo tiene que ser perfecto, porque demostrarse el amor propio a uno mismo, no deja atrás que ese día se convierta en uno de los más felices y deseados de tu vida, compartiendo tu felicidad con las personas que más quieres, a excepción de “tu media naranja” porque como dicen ell@s, son la “naranja entera”.
El origen de las bodas sologamas
Los antecedentes se remontan a 1993, cuando en Estados Unidos, una mujer fue la primera en casarse “consigo misma” en la celebración de sus 40 años. Organizó una celebración con siete damas de honor y 75 familiares, amigos y testigos.
Otros casos como el de Nello Ruggiero, un Napoli que celebró una ceremonia nupcial en su cumpleaños, o la sonada boda de Laura Mesi, que se convirtió en un fenómeno viral con su fiesta y su correspondiente luna de miel a Egipto.
Todos ellos reiteran su deseo de celebrar algo significativo y que si no cuentan con una persona para compartirlo, ¿por qué no hacerlo sol@?
Actualmente en países como Australia, Canadá o Reino Unido la sologamia es practicada con normalidad a diferencia de Europa o Estados Unidos, donde no está reconocida legalmente sino como una celebración más simbólica.
Y vosotr@s, ¿conocías este nuevo concepto?
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